Benedicto XVI hará historia al ser el primer Papa que beatifique a su sucesor, un hecho sin precedentes en un pontífice cuya palabra y escritos son admirados por todos pero que en sus gestos manifiesta sus más íntimas convicciones. Permitidme que elija unos cuantos de esos gestos que ilustren lo que acabo de decir.
Fue conmovedor ver a Benedicto XVI entrar a pie de en el campo de concentración de Auschwitc. El primero en hacerlo había sido el Papa Wojtyla que ya lo visitó en 1979, pero en el 2006 lo hacia por primera vez un Papa alemán. Entre aquellos muros y piedras exclamó: «sólo se puede guardar silencio, un silencio que es un grito hacia a Dios: ¿Por qué, Señor, permaneciste callado?, ¿cómo pudiste tolerar todo esto?”
Aquel mismo año, en el marco de su visita a Turquía, llegó hasta la Mezquita Azul en Estambul, allí rezó descalzo mirando a La Meca. No era el primer Papa en entrar en una Mezquita –también en esta ocasión se le había adelantado Juan Pablo II –, pero sí tuvo especial significación, porque se producía después de su discurso en la Universidad de Ratisbona (Alemania), y era un claro intento de atenuar las tensiones levantadas en el mundo islámico.
Otro momento. En el 2008, cuando durante su visita a los EEUU recibió por primera vez a un grupo de victimas de la pederastia de algunos sacerdotes. Precisamente, en el encuentro que tuvo con los periodistas que le acompañaban en el avión papal dijo entre otras cosas: “me siento avergonzado, y haremos todo lo posible para asegurar que cosas así no se repitan en el futuro… Las víctimas necesitarán curación, ayuda, asistencia y reconciliación: se trata de un gran compromiso pastoral, y sé bien que los obispos, los sacerdotes y todos los católicos estadounidenses harán todo lo posible por ayudar, asistir, curar”.
En 2009 peregrinaba a Tierra Santa. Y allí, el Papa que había visto caer el muro que durante años dividió a su país, habló en Belén delante de otro muro, que es un auténtico monumento a la intransigencia. En la homilía de la misa exclamó : «Para los hombres y mujeres de todo lugar, Belén está asociada a este alegre mensaje del renacimiento, de la renovación, de la luz y de la libertad. Y, sin embargo, aquí, en medio de nosotros, ¡qué lejos parece de la realidad esta magnífica promesa!»
Y ahora, el 1 de mayo de 2011 veremos a Benedicto XVI beatificar a su antecesor, ¿podemos entender el alcance de este gesto?
Son solo algunos ejemplos, podría haber citado más, a Benedicto XVI además de escucharle hay que verle. El Papa de la palabra es también el Papa de los gestos.